Una receta que desde sus orígenes humildes ha sufrido grandes variaciones a lo largo del tiempo, pese a quienes se han desgañitado diciendo como debía ser o no un buen gazpacho.
Si bien en un principio el tomate no hace mucho acto de presencia en su elaboración, si que lo hacía el ajo que ha quedado relegado a un segundo plano, lo que nos llevaría a decir que los actuales gazpachos son más bien una sopa fría de tomate, sin más, pese a quien pese y todo ello como consecuencia de la evolución que ha padecido esta receta, que hace que cada uno de nosotros le dé un toque personal a esta receta.
Todo ello no ha impedido que lo encontremos en la cocina creativa actual, como parte fundamental de platos o como salsa, y en las que puede aparecer aliado con el melón, la sandía o salpicando las guarniciones de platos de carne como de pescado, con su frescura.