Para quien como a mi, que no puedo más que alagar a la cerveza que ha sido una compañera de infinidad de comidas, cenas, aperitivos e incluso desayunos, en los que ha compartido mantel con ensaladas, ahumados, escabeches, carnes, pescados, verduras e incluso en postres; ganando con ello a buenos vinos en su maridaje, cuando no en la elaboración de platos a los que dá un toque especial.
A la hora de saborear una cerveza deberemos de tener en cuenta lo siguiente:
' Su espuma debe de formar una corona de unos 2 a 3 centímetros en el borde del baso, copa o jarra. Esta espuma será de color blanco, cremoso y con un buen aspecto.
' El recipiente donde se debe de servir será un vaso, jarra o copa para provocar la liberación del gas carbónico y la formación de la espuma. Estos recipientes pueden estar fríos, pero nunca congelados para evitar de ese modo que no se forme espuma y que los residuos del hielo alteren el sabor final de la cerveza.
' Las cervezas lager y pilsen se debe de servir a una temperatura de unos 5 grados centígrados, mientras que las cervezas oscuras o negras se recomienda no tomarlas frías.
' La cerveza lager se presentará con su aspecto vivo y brillante, nunca turbio, más bien propio de otro tipo de cervezas en los que el grano de malta se ha tostado mucho más
Por todo lo anterior, animo a quien aún no la conoce bien, a probarla; dadas sus propiedades gastronómicas, ya sea por su aroma, cuerpo y sabor que hacen que la misma acompañe perfectamente muchos de nuestros platos más comunes, así como otros que nos llegan de fuera.
La dirección.
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