1. Dejaremos a remojo con abundante agua el bacalao.
2. No olvidaremos cambiar varias veces el agua que contiene al bacalao.
3. Eliminaremos el pellejo y las espinas del bacalao, sirviéndonos de un cuchillo e incluso de unos alicates especiales para eliminar las espinas de pescados grandes.
4. Una vez eliminadas todas las espinas, desmenuzaremos finamente el bacalao, reservándolo a continuación en un plato.
5. Pelaremos las patatas y las coceremos con abundante agua, una hoja de laurel y una pizca de sal.
6. Picaremos el perejil finamente y lo reservaremos.
7. Picaremos el ajo finamente, y lo reservaremos.
8. Separaremos las claras de las yemas de los huevos, y las reservaremos.
9. Montaremos las claras de los huevos al punto de nieve, añadiéndoles una pizca de sal, reservándolas a continuación.
10. Cocidas las patatas, las mezclaremos con las migas del bacalao y le añadiremos las yemas de los huevos, el perejil y el ajo picados, así como la pizca de sal y el pimentón dulce.
11. Cuando esté todo bien mezclado le añadiremos las claras al punto de nieve para mezclarlas bien nuevamente, reservando la masa a continuación.
12. En una sartén honda o perol calentaremos el aceite de girasol, sin que esté llegue a hervir.
13. Con la ayuda de una buñolera o de una cuchara iremos introduciendo porciones pequeñas de la masa preparada en el aceite caliente, dándoles una o varias vueltas hasta que se doren por todas partes.
14. Una vez dorados, los retiraremos del fuego, colocándolos sobre un papel absorvente de cocina.

Este es un sencillo aperitivo, tapa o entrante que podremos servir sobre unas hojas de lechuga u otra verdura, o simplemente acompañado de una ramita de perejil.