1. Comenzamos por desalar la noche anterior el bacalao en agua, cambiándola un par de veces, antes de cocinarlo.
2. Colocamos por la mañana, dentro de una escurridera el bacalao para que suelte toda el agua que le quede. Guardándolo dentro de nuestra nevera, hasta el momento de su frito.
3. Rallamos los tomates y reservamos su contenido en una fuente.
4. Pelamos los ajos y los reservamos.
5. Limpiamos y lavamos bien los manojos de hinojos tiernos como las alcachofas, reservándolos.
6. Pelamos, lavamos y cortamos las patatas a dados o tacos, reservándolas.
7. Secamos con un paño limpio de cocina el bacalao, si fuese necesario, antes de sofreírlo en una sartén con aceite de oliva para reservarlo a continuación.
8. En ese mismo aceite sofreímos el tomate rallado primero, añadiéndole después el pimentón dulce y la harina.
9. Picamos en un mortero los ajos, con un poco de sal y un chorrito de aceite, añadiéndole después las almendras que también majamos, antes de reservarlo todo.
10. En una olla con un poco de agua ponemos los hinojos tiernos, el tomate sofrito con el pimentón y la harina; para que cueza, transcurridos unos 20 minutos de cocción le añadimos las patatas, las alcachofas troceadas, el bacalao, la picada de ajos con almendras, así como las hebras de azafrán y el colorante.
11. Rectificamos de agua y sal, antes de cascarle cuatro huevos para dejarlos caer en el guiso, con el fin de que se cuezan con todo, por espacio de unos 30 minutos más, antes de retirarlo del fuego para servir a nuestros comensales este guiso calentito en esos días de invierno que tanto apetece.

Este guiso impregnara tanto la cocina como el resto de la casa de un agradable aroma, que tan buenos recuerdos trae a quienes lo han comido no por capricho sino por necesidad, en toda la comarca de la Vega Baja alicantina.

Una variación simple de este guiso, es que hay quienes sustituyen los huevos crudos para que se cuezan en el guiso por huevo duros.

Finalmente, dado que el bacalao viene actualmente bastante desalado, tendremos que reducir el tiempo de desalado del mismo; para poder saborearlo.