1. Lavaremos y secaremos bien los tomates por fuera.
2. Cortaremos los tomates por el centro de forma horizontal, para colocarlos con abundante sal de Torrevieja sobre un cañizo al aire libre, durante todas las horas de sol, por espacio de unos 10 a 12 días, dependiendo de la intensidad de este.
3. Cuando estén secos por un lado, les daremos la vuelta para que se sequen por el otro lado.
4. Cuando vaya a llegar la noche los cubriremos o mejor, los recogeremos para que no les caiga el relente que los puede perjudicar mucho.
5. Una vez secos los freiremos con abundante aceite de oliva, para colocarlos después en un recipiente de cristal o en una orza, cubriéndolos en ambos casos con aceite de oliva y añadiéndole unos dientes de ajos laminados.
6. Cuando pensemos servirlos, los sacaremos del aceite para acompañarlos con unas aceitunas chafadas, huevo duro, morcillas, pescado en salazón, verduras fritas, etc. Si bien hay quien, también una vez sacados del aceite los pone a remojo con agua varias horas, para después secarlos bien antes de pasarlos por la harina de trigo y freírlos en abundante aceite.

Estos tomates secos fritos pueden ser una excelente guarnición de muchos de nuestros platos.
Esta tarea de secado y fritura de los tomates es propia de los días fuertes de sol del mes de agosto, cuando suelen recolectarse en nuestros campos y huertas.
Esta es una receta facilitada por Concepción Rastoll, del Campo de Guardamar.