Del arrope:

Comenzaremos por preparar el arrope y para ello mezclaremos trozos de calabaza pelada con la cal piedra y un poco de agua, por espacio de unas 12 horas, para conseguir que la calabaza se endurezca.

Por otra parte, pondremos los higos secos sin pedúnculo y con un corte en su piel, sumergidos en agua para que vayan tomándola por espacio de unas 8 a 12 horas, antes de ponerlos a cocer sin dejar de moverlos para que suelten todo su jugo.

Una vez que los higos se hayan fundido prácticamente, los colaremos bien para extraerles todos sus jugos y obtener una especie de jalea o almíbar oscuro. Cuya densidad podremos medir extendiendo un poco encima de un plato con la ayuda de un cuchara, para ver que rastro deja; y que podremos espesar más o menos según nuestro gusto.

Lavaremos la calabaza que habíamos puesto en cal piedra con abundante agua para eliminar cualquier rastro de cal antes de mezclarla con el mosto obtenido con los higos secos, para dejarlos reposar juntos durante unas horas, antes de servirlo.

De las gachas:

Pondremos en una cazuela a hervir un litro de agua.
Mientras que en un recipiente diluimos la harina en un poco de agua. Cuando esté lista la añadimos a la cazuela y vamos moviendo lentamente, hasta conseguir que se torne densa y en su punto, para echarla en cuatro platos soperos.
Dejamos que enfríe y le hacemos unos cortes antes de añadirle el arrope y trocitos de calabazate preparados en el punto anterior.

En la zona de La Mata se solía emplear la uva que se destinaba a la elaboración del mosto, durante el mes de septiembre, si bien en algunos casos también se mezclaba esta con los higos secos, para poder espesarla aún más, haciéndose a fuego lento con la leña de los sarmientos recogidos en el campo.

En algunos casos además de calabaza, se ponían en cal piedra: melón más bien verde, berenjena, boniatos, … no necesariamente se empleaban todos esos ingredientes, sino aquellos con los que se contaba en la casa a la hora de elaborar este suculento postre que luego se guardaba en tarros de cristal -- colocados boca a bajo, para evitar someterlos a un baño maría -- en las despensas para tomarlo cuando llegase el invierno, según me comentaba Jesús Torregrosa.

Hoy en día, ya encontramos en muchas tiendas el Arrope con Calabazate ya listo para tomarlo sólo o mezclado con unas gachas, que deberemos de preparar nosotros. Si bien también es cierto que la figura del 'arropiero' que vendía desde mediados de octubre hasta Navidad este singular dulce en sus motos alforjadas ha desaparecido prácticamente de nuestras tierras como lamentablemente hemos podido constatar recientemente. También es verdad de que este postre nos sigue gustando aún por lo natural de su elaboración.

Receta extraída del 'Recetario Gastronómico Torrevejense', con la debida autorización de la Concejalía de Turismo del Exmo. Ayuntamiento de Torrevieja.