1. Comenzaremos por pelar los langostinos, dejándolos únicamente con su cola y masa sin piel ni cabeza, reservando a continuación, por separado todos los elementos.
2. Para preparar la masa, comenzaremos por batir las 2 claras de los huevos a punto de nieve, añadiéndole una pizca de sal y unas gotas de zumo de limón, así como la fécula.
3. Coceremos en un poco de agua las cabezas y pieles de los langostinos pelados.
4. Colaremos esta agua de cocción, machacaremos la pieles y cabezas contra la superficie de un colador chino, para separar las cabezas y pieles del agua, y que esta agua tome su sabor.
5. En un cazo pondremos unas 4/6 cucharadas soperas de esta agua de cocción de los langostinos pelados, añadiéndole a continuación: el concentrado de tomate, la ½ cu. café de sal, las 6 cu. café de azúcar, el vinagre al gusto. Colocándolos a continuación en el fuego, por espacio de unos cinco minutos, para reservarlo todo a continuación.
6. Pondremos el aceite de girasol a calentar, sin que cueza a borbotones.
7. Pasaremos los langostinos pelados y sin cabeza cogidos por su cola, por la masa preparada en el punto 2, antes de freírlos en el aceite de girasol caliente, hasta que estén bien doraditos, retirándolos del fuego y colocándolos sobre un papel absorvente de cocina, antes de servirlos.
8. Cuando los sirvamos, los acompañaremos con la salsa preparada anteriormente, y dispuesta en un bol a parte para que cada comensal use la que considere.

Este es un plato de la cocina internacional china.

Podremos substituir la harina por la fécula