1. Pondremos el aceite en un perol metálico grande a calentar, con la cáscara de limón, hasta que esta haya tomado color; momento en el cual la retiraremos del fuego.
2. Haremos un volcán con abundante harina sobre la mesa de trabajo de nuestra cocina, con un agujero en el centro; en el que introduciremos los huevos cascados, el aceite frito, el azúcar, y el aguardiente.
3. Amasaremos bien todos esos elementos, hasta que se pueda trabajar sin que se nos pegue la masa a los dedos de nuestras manos.
4. Una vez conseguida la calidad de la masa deseada, haremos unas rosquillas o 'retorcidos' que iremos depositando por separado en una bandeja plana grande, evitando que se toquen las unas con las otras.
5. Con el aceite bien caliente, comenzamos a freír las rosquillas, reservándolas cuando estén doraditas, sobre un papel absorbente de cocina, y dejándolas reposar.

Esta es una receta facilitada por el hijo de Doña Antonia González García, maestra de profesión, y quien en su Cartagena querida elaboraba estas delicias año tras año, según me comenta su hijo, Santiago Márquez.