1. Lavaremos, pelaremos y cortaremos en rodajas finas los calabacines.
2. Pelaremos, lavaremos y cortaremos en juliana las cebollas.
3. En una sartén o en una cazuela con abundante fondo pondremos el aceite, el agua y una pizca de sal a calentar a fuego vivo, para luego reducir a fuego lento. Eso sí, deberemos de taparla. Cuando se haya evaporado el agua, comenzaremos a freír los calabacines y luego, le agregaremos las cebollas.
4. Una vez que estén fritos los colocaremos en una escurridera metálica, para que suelten todo el aceite, que podremos aprovechar, recogiéndolo para otro guiso.
5. Batiremos los huevos con la ayuda de unas varillas y a esa misma sartén o cacerola, los echaremos junto con los calabacines y las cebollas para que cuajen juntos, salpimentándolos a nuestro gusto.
6. Una vez que hayan cuajado los retiraremos del fuego y serviremos a nuestros comensales, bien en una fuente grande o en platos individuales.

Esta es una variante del zarangollo murciano de la que me habló mi suegra Paquita, de origen murciano.