1. Si compramos las rodajas de rapé en la sección de congelados de nuestro supermercado, tienda habitual o pescadería, las descongelaremos bien, escurriéndolas para evitar que les quede agua y hielo, antes de salpimentarlas con sal y pimienta.
2. Pelaremos las patatas y con la ayuda de un cuchillo o mandolina cortaremos las patatas finamente, y luego, a continuación, cortaremos las cebollas después de pelarlas; para pasarlas a continuación bajo el grifo del agua, y escurriéndolas bien.
3. Pondremos una sartén al fuego con un dedito de aceite de oliva, para sofreír muy someramente, primero las patatas y luego la cebolla, hasta que está coja un color de caramelo, añadiéndole mientras los dientes de ajo laminados y el laurel. Empleando un fuego lento le añadiremos el pimentón, para removerlo y tratar de que la cebolla tome el color del pimentón.
4. Añadiremos a ese sofrito el vino y el vinagre, removiéndolo todo después.
5. Colocaremos una cazuela de barro sobre un fuego suave, para añadirle todo el sofrito anterior; antes de añadirle el rapé que colocaremos estratégicamente, procurando que queden cubiertos por el sofrito, o sea que queden tocando el fondo de la cazuela.
6. Colocaremos una tapadera sobre la cazuela de barro y dejaremos que cueza por espacio de unos 10 a 15 minutos, hasta que el rape tome su color blanco de cuajado o cocido perfectamente.
7. Dejaremos que repose unos minutos, antes de servirlo calentito con un poco de arroz blanco hervido.

Si compramos un rapé entero, la parte de la cabeza podremos utilizarla para hacer un delicioso caldo de pescado, junto con otros menos agraciados, pero que si que dan su sabor a esos caldos o sopas base de muchos platos de nuestra cocina mediterránea.

Caso de tener más de cinco comensales para esta suculenta receta, sería muy conveniente utilizar una segunda cazuela de barro para lograr una perfecta cocción.

Esta es una receta de mi amigo, Antonio Corbalán.