1.Destripar los 'capellanes', no descabezarlos ni quitarle la espina central.

2.Lavarlos bajo un chorro de agua.

3.Secarlos bien.

4.Colocarlos en sal suficiente que los cubra durante quince minutos.

5.Ponerlos al sol, colgados en una cuerda, como las de tendedero y taparlos con una gasa fina, que impida que sean pasto para las moscas y demás insectos voladores.
El periodo que deberán de estar colgados será el necesario para que se sequen bien, debiendo de recogerlos por la noche para evitar el efecto negativo que podría tener el rocío sobre los 'capellanes'.

6.Una vez secados bien los 'capellanes', bajo el sol, podremos proceder a asarlos en unas brasas o fuego de cocina de butano, sin quemarlos, para posteriormente quitarle la cabeza, espinas central y demás que presente el 'capellán', así como otras partes no comestibles y desmigajarlo sobre un plato, mirando de que no se mezclen estas migajas con alguna espina. Para finalmente añadirle aceite de oliva que lo cubra totalmente y untando esto con pan podremos encontrarnos ante un auténtico manjar, digno de reyes.

El 'capellán' es un bacaladito o abadejo muy valorado en nuestra dieta mediterránea.
Lo podemos encontrar sólo con aceite de oliva, puede formar parte como un preciado ingrediente de múltiples ensaladas de verduras asadas o crudas.